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jueves, 4 de diciembre de 2014

Todo está en los libros

No todo está en los libros, pero aunque sí es cierto que podemos aprender mucho en ellos. Eso no es una escusa para que muchos profesores universitarios obliguen a comprar su libro. Que no es que te pongan una pistola en el pecho para ir a la librería más próxima, pero hacen referencia a él constantemente durante sus clases, y no se cortan un pelo en decir "esto no lo explico porque está en mi libro", o cosas similares.

Se supone que con un poco de papel y un lápiz, tendría el aprendiz material suficiente para aprender. Pero ¡oh sorpresa!, no es así, cuanto peor es el profesor, más recursos necesita el alumno para aprender algo.

Me acuerdo de una profesora, que nos dijo claramente, hace muchos años ya, que si no teníamos ordenador, era imposible que aprobáramos. Yo tuve que compararme mi primer ordenador de sobremesa, ya que tenía el de mi padre, que era un IBM del año el word, pero era una afortunada, que además tenía impresora. Cosa que no tenían ni el 10% de la clase en aquel entonces.

Y es que por pedir que no quede. El caso es escaquearse de realizar la labor docente, y echarle encima toda la culpa al alumnado, esos pobres crédulos que con cara de interés te siguen de un lado a otro totalmente agilipollados, y que digas lo que digas asentirán con la cabeza. Y pobre de aquel que dude de la palabra del profesor, o que cite otro libro de referencia que no sea el del profesor, pues será suspendido y mal mirado, por el que con el libro impone, lo que según él es ley, aunque para la humanidad es mierda.

Yo, me los fotocopio, y aunque me duelen los ojos estudiando en ellos, lo intento, pero al no conseguirlo, me busco otro mejor. Supongo que por eso soy tan mala en los estudios.

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